Claves para motivar a tu hijo a aprender en casa

En el colegio fui una de esas estudiantes super aplicadas que lloraba cuando obtenía una calificación menor que A, de las que se sentaban delante en los salones de clase. También me levantaba de madrugada a estudiar para los exámenes y me unía a los grupos de alumnos más aplicados.

Mi hijo es totalmente diferente a mí. Su autismo vino con déficit de atención y le cuesta aterrizar muchos conceptos abstractos. En los grupos siempre simpatiza con el niño que va más despacio y su calificación es lo último que pasa por su mente al momento de estudiar.

Cuando los colegios cerraron por la pandemia del coronavirus me tocó pasar de mamá a maestra. Gracias a mi participación en sus terapias y entrenamientos de padres contaba con herramientas para presentarle el contenido escolar de manera visual, auditiva y concreta. También modificamos un poco algunas rutinas en la casa para adaptarnos al confinamiento y tener mejor desempeño en las clases virtuales.

 

De mamá a maestra

Tenía las estrategias y acomodamos un espacio de estudio en la casa con los equipos necesarios pero las clases no iban bien. El colegio en casa se convirtió en desastre en casa, tanto para Pedro mi hijo como para mí.

Yo estaba todo el tiempo de mal humor porque recién había quedado desempleada y abrumada con todas las responsabilidades de la casa además del deber de enseñarle a un niño que no presta atención y solo muestra curiosidad con sus intereses restringidos.

También Pedro extrañaba mucho a sus amigos y se daba cuenta que el aprendizaje virtual le costaba mucho más que el presencial.

Una mañana comencé a pensar en lo que estaba pensando. Mi voz interior me repetía lo diferente que era mi hijo de mí, lo difícil que era enseñarle a este niño y el enojo hacia su colegio por abandonarnos de esa forma.

Haberme hecho consciente de esa conducta me ayudó a detenerla, porque ya sabía que para cambiar mi comportamiento necesitaba comenzar por mis pensamientos. Porque eres lo que piensas. Si tus charlas internas son negativas, serás una mamá más enfocada en el problema que en la solución.

 

De maestra a alumna

Ser mamá tiempo completo es uno de los retos mas agotadores que he vivido, usualmente ya a las 10:00 am estaba agotada y cuando me sentaba junto a Pedro para explicarle la clase me quedaban solo algunos segundos de paciencia.

Aprendí que en los momentos de mucho estrés me pongo en piloto automático y pierdo consciencia sobre mis pensamientos y algunas acciones.

También aprendí que soy una persona de metas y cuando estoy en el modo automático, de alguna forma espero que por todo mi esfuerzo el autismo se desaparezca y que los demás trabajen igual que yo para lograr los objetivos.

He comprendido que cada vez que me siento enojada o frustrada por el autismo de mi hijo es porque estoy actuando desde lo que yo quisiera tener no desde lo que de verdad tengo.

Hace poco escuché en una charla espiritual que cuando hay resentimiento en el corazón es porque no están cumpliendo con tus expectativas.

Tuve que olvidarme de todo lo que se o lo que había visto para abrirme a nuevas posibilidades de tener éxito.

Si quieres leer más sobre cómo superé la pena del duelo y abracé mi nueva realidad haz click aquí (BP#3)

Cambié las quejas y críticas negativas dentro de mi por apoyos que me ayudarán a hacer más fácil lo difícil, a aceptar y abrazar mi nuevo rol.

Ahora trato de evitar el estrés para no caer en piloto automático y desconectarme de la realidad que amo y que me hace feliz.

Uno de los secretos para enseñar en la crianza con autismo es olvidarte de lo que sabes. Cada mamá tiene necesidades diferentes y prepararse puede tener distintos significados.

Para mí se trató de cambiar mi dialogo interno, dejar las criticas atrás, aceptar la nueva versión de mamá, recordar las necesidades de mi hijo y adaptarme a su ritmo.

Otra clave es reconocer el paso más pequeño para iniciar e ir más despacio si es necesario.

Renovarte, hacer cambios y adaptarte solo es posible si tienes claridad en tu mente y aceptación en tu corazón.

Cuando mi hijo y yo hacemos equipo logramos grandes cosas
Todas las historias de nuestra experiencia en el autismo que puedo contar tienen algo en común y es que mi hijo es un campeón. Pedrito es el maestro más grande que he tenido y el más demandante también, por eso las calificaciones saben a gloria.
Ahora veo que sus diferencias me complementan y sus dificultades me hacen crecer. Abrazarlo recarga mis energías y cuando me detuve por primera vez para caminar a su ritmo, comencé a celebrar los pasos que damos cada día y a valorar el esfuerzo que él hacia.
Si quieres seguir leyendo sobre como vencer los retos del autismo con tu mente y corazón haz click aquí 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *