Venciendo los retos del autismo con la mente y el corazón

Hace seis años, una tarde de viernes recibí una llamada que cambió mi vida. Había estado esperando durante toda la semana el informe de la evaluación que la psicóloga del preescolar le había realizado a Pedrito, luego de haber notado algunas señales de alerta en su comportamiento.

Mi celular  timbró, y leí su nombre en la pantalla. Le dije hola María. Me contó que ya había concluido el informe y pensaba que Pedrito tenía autismo por lo que quería verme en persona para darme algunas recomendaciones.

María me escuchó sollozar desde el otro lado del teléfono y me dijo: “Egdalia no llores, vas a tener un hijo inocente, que no va a hablar mentiras”.

 

Inmediatamente pensé yo no quiero que mi hijo se convierta en ese niño y tampoco quiero ser esa mamá. Caminé hasta la cama con el corazón roto y coloqué mi cabeza sobre la almohada.

En los días siguientes comencé a buscar especialistas en autismo y en las noches me desvelaba leyendo sobre la condición.

Aunque me sentía muy angustiada, al mismo tiempo la vocecita en mi cabeza no paraba de repetirme que mantuviera la calma y la fe, e hiciera lo necesario para ayudarlo.

Si quieres leer sobre una promesa que me regresó la esperanza en la crianza con autismo, haz click aquí

 

 

Tus pensamientos se convierten en tus acciones

 Siempre he sido una mujer de metas porque desde pequeña, como hermana de dos en una familia de clase media tuve que hacer planes y esforzarme para conseguir las cosas que yo quería.

 Antes del diagnóstico de mi hijo yo tenía una mentalidad de resultados que no me permitía disfrutar el presente y me generaba mucha angustia por vivir esperando el futuro.

Cuando identifiqué las necesidades que el autismo generó en Pedrito, comprendí que era necesario reducir la velocidad, disminuir mi carga, darle mi atención y los apoyos para desarrollar su máximo potencial.

Al vivir más despacio para ir al paso que va tu hijo, aprendes a apreciar mejor lo más importante en tu vida y comienzas a valorar tu esfuerzo y el de los demás.

Pero antes de llegar ahí toqué el fondo del agotamiento, estaba abrumada y Pedrito necesitaba tantas cosas que no sabía por dónde comenzar.

Con el tiempo aprendí a organizar mis prioridades y a integrarlas en mis rutinas. Así comencé a prepararme mental, espiritual y emocionalmente para abrazar el nuevo rol de mamá especial que necesitaba mi hijo.

Si quieres leer sobre cómo superé la pena del duelo, haz click aquí 

El proceso de planificarla crianza con autismo, creando nuevas rutinas dentro del hogar y transformar a mi familia en un equipo, considerando las necesidades de todos los miembros, me ayudó a sanar y a liberarme de todas las expectativas de éxito con las que había crecido para crear nuevas metas que nos impactarán positivamente.

 

5 ideas a desarrollar una mente de mamá vencedora

  • Olvídate de lo que sabes

Para reinventar tu maternidad, olvida las creencias que te limiten, que naciste de tal forma, que lo haces de tal forma porque eres así, o que a la edad que tienes ya no puedes mejorar o desarrollar tal habilidad.

  • Ama aprender y enseñar

Aprende a disfrutar cada momento de la crianza y enamórate de buscar nuevas formas de lograr objetivos con tu hijo. Cuando algo no te funcione, lee, aprende y aplica otra estrategia y verás como de ese proceso tú también creces junto a tu pequeño.

  • Conviértete en una mamá consciente que guarda su corazón.

Lo que dejas entrar en tu mente afecta la forma en la que piensas. Mantente alerta de tus diálogos internos, tus pensamientos y lo que consumes.

  • Aunque no avancen al ritmo que quisieras, continua

Debes estar convencida de que cada pequeño avance es un gran logro porque esto te ayudará a perseverar y mantener tu plan  incluso cuando no ves resultados inmediatos.

  • Menos perfeccionistas y más felices

Si eres una mamá perfeccionista, puede que te inclines a no intentar algo para no equivocarte o si cometes un error lo mantienes en secreto. No consultar con otras mamás o buscar ayuda para encontrar soluciones limitará tu maternidad.

Estos aprendizajes me ayudaron a reinventar mi rol en la maternidad y a tener una mentalidad de pequeños pasos donde celebramos el esfuerzo y no sólo el resultado.

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