Cuando recibimos el diagnóstico de autismo de mi hijo Pedrito, quise agregar algunos juguetes educativos a la decoración de su habitación. Entre ellos compré una pizarra blanca que le sirvió a papá para conectar con él de una manera muy divertida.
Cada tarde, al llegar del trabajo, papá se sentaba en el piso junto a Pedrito, que en ese momento tenía tres años. Agarraba los marcadores y comenzaba a dibujar las caricaturas que le gustaban.
Me encantaba mirarlos porque parecían cómplices en una aventura. Luego Pedrito comenzó a agarrar el marcador y pintar solo. Al inicio eran trazos, luego figuras y hoy en día la pintura es uno de sus apoyos para relajarse y divertirse.
Con la pizarra me di cuenta que habían habilidades que si podíamos enseñarle en casa, que le ayudarían a recibir y expresar cariño, emociones y a jugar.
Entonces seguí comprando más juguetes y recordando juegos de mi infancia para desarrollar otras destrezas.
Comencé buscando juguetes para repetir en casa ejercicios que él recibía en sus terapias pero esa idea no funcionó ya que ambos terminábamos frustrados porque todavía yo no tenía herramientas para poder conectar con un niño que no le interesaba jugar y tenía poco lenguaje.
Los temas de juguetes que más le gustaban a Pedrito eran los carros y otros medios de transporte. Entonces papá y yo usábamos esos carritos para atraer su atención hacia nosotros. Yo me sentaba a jugar con él, haciendo voces de carritos, nombrando sus colores y las partes para enseñarle vocabulario.
Sus intereses se convirtieron en mi guía para descubrir diferentes maneras de enseñarle y motivarlo a aprender. Escribí una lista de juguetes básicos y las habilidades que trabajaría con cada uno de ellos y así comencé a trabajar metas infantiles en casa.
Siempre elegía metas básicas que nos trajeran alegría y felicidad como familia porque los retos más grandes los dejaba para el programa de terapias.
El patio de juegos era nuestro hogar, el parque del vecindario y el parqueo del edificio donde vivíamos. Para mi fueron momentos valiosos e igual de importante que asistir al colegio o recibir terapias.
Enseñar habilidades a mi hijo en casa que generalmente los niños aprenden solos por imitación me enseñó algunas verdades sobre la crianza con autismo que quiero compartir contigo si te sientes identificada con nuestra historia:
Para incluir a alguien con autismo no hay que ser experto en autismo, tener la intención de hacerlo y estar presente para observar es suficiente. Si no comprendes algo le preguntas al niño o a su familia.
Los niños con autismo son niños y comparten las mismas necesidades de afecto, aunque no sepan comunicarlo.
Incluye dentro de la rutina familiar los momentos de juego. De esta forma el juego se dará de manera natural y los demás miembros de la familia pueden participar.
Antes prepárate emocionalmente. Comprendí que tenía que sentirme lista para jugar porque cuando me acercaba al niño estando cansada me frustraba rápido y fácilmente.
Conoce los intereses y gustos de tu pequeño antes de invertir, porque tu juguete ideal no es el que prende más luces o sonidos ni el más costoso. El ideal es que le guste a tu hijo.
Aprende a observar los momentos de juego donde tu hijo es más feliz y está desarrollando su mayor potencial porque te servirá de guía.
Los juguetes son parte de nuestra familia, los hemos usado con distintos objetivos, desde tener una conexión mágica con Pedrito hasta para reducir el miedo de visitar al dentista.
No quiero que al leer esto pienses que mientras más juguetes compres, más posibilidades tiene tu hijo de mejorar porque la mayoría de veces sucede lo contrario.
Por eso también te contaré cuatro NO’s que aprendí en este proceso:
- Gastar dinero sin informarte primero. No visites la tienda de juguetes sin saber lo que necesitas.
- Llenar a tu hijo de juguetes. Aquí también pega el refrán menos es más o también hace sentido a la inversa más es menos.
comprobado que los espacios llenos de juguetes empujan al niño a no enfocar su atención en un juguete más bien se aturden con tantas opciones a la vista. - Creer que tu hijo TEA va a jugar solo. Darle muchos juguetes a tu hijo no te ayudará a entretenerlo mientras puedes hacer otras cosas. La mayoría de los niños con autismo tienen dificultades para imitar e interactuar de manera apropiada con los juguetes. Sus padres y hermanos son sus guías para aprender a hacerlo solo.
- Enseñarle habilidades a tu hijo no depende de un juguete. El juguete es solamente un recurso, lo más importante es el juego. Aún sin ellos puedes apoyarte en tus talentos de madre, tu creatividad e imaginación para elevar el potencial de tu pequeño a su máximo.
Aprendizajes que le hemos enseñado a Pedrito en casa como montar bicicleta, patines, aprender a conversar o a orar en muchas ocasiones han sido la puerta a la inclusión en la comunidad o en grupos de amigos.
Siempre valdrá la pena invertir energía y recursos para enseñar habilidades que permanecerán con él durante toda su vida porque además de mejorar su autismo, son la base para construir un futuro feliz.
Si quieres continuar leyendo sobre cómo crear metas infantiles para enseñar habilidades a tu hijo en casa lee aquí.